Carlos Iván Landa Kerschbaumer
La tres veces premiada Betssy Chávez Chino, a la que algunos medios la califican de ser desaliñada y defensora del régimen a ultranza, por lo cual el presidente Pedro Castillo y otros le permiten continuar en el ejecutivo, pese a ser censurada cuando ejercía el cargo de ministra de Trabajo, sigue bajo la protección del jefe de estado tras continuar en Cultura y hoy en la jefatura de la PCM.
Chávez, que de adiposa, pasó a someterse a prácticas estéticas, para cuidar su figura, luego de las acres observaciones de la congresista Patricia Chirinos, fustigándola en su aspecto físico, si bien le ha servido para cuidar su salud, no destaca por su inteligencia; no se puede participar en política sin expertíz; la congresista abandonó su curul por ambición, empero fracasó en todos los cargos.
Como muestra de su real incapacidad, apenas asumió la PCM, designó como su asesor al saliente Aníbal Torres Vásquez, un vejete cascarrabias, que fue echado del poder por “cuestión de confianza” además de misoginia y actitud repulsiva contra los medios de comunicación, andando por los pasos de José Pedro Castillo, que prosigue destilando veneno con reiterada victimización.
En días de controversia por la disputa del presupuesto nacional, que se encuentra en peligro de no aprobarse porque los gastos exceden a los recursos del estado y que podría afectar los dineros de contingencia, inválidos para estos efectos, y que tiene como fecha límite el 30 de noviembre, se presentó el gabinete Chávez, recibido como se esperaba sin entusiasmo por el pleno del congreso.
En momentos de crisis política, no ha caído bien que una ministra protegida por el presidente Pedro Castillo Terrones, como Betssy Chávez Chino, con poco cuidado de su vida personal y exponiéndose con tráfico de influencias a favor de su entorno, asuma el más alto cargo, en una situación límite, como ocurre en la actualidad, de allí que sus anticuerpos juegan como obstáculo.
En ese contexto, existe mucho nerviosismo entre los actores políticos, sociales, eclesiásticos y empresariales, porque nos encontramos frente a un mandatario presidencial que ha dejado de gobernar para defenderse de los ilícitos en que viene siendo investigado (más de 50 carpetas fiscales) y que compromete a los miembros del gabinete que lo respaldan y asesores a la sombra.
Lo real es que mientras no exista ratificación del TC respecto a que la interpretación de cuestiones de confianza, pertenece solo al congreso y no al gobierno, a excepción del voto de gobernabilidad de un nuevo gabinete, el país continuará en el limbo, porque los poderes del estado a salvedad del poder judicial, la fiscalía y el congreso, dependen del presidente Castillo y actúan bajo su mandato.
En tanto, sin los votos de bancadas de izquierda se ha presentado una moción de vacancia con 67 adhesiones, 20 menos de las que se necesitan para aprobar una supuesta vacancia presidencial, en demostración que el presidente Castillo sigue blindado por las bancadas de izquierda que se han convertido en una pared contra la justicia, solo un anuncio de cierre podría cambiar esta decisión.