Supe de la existencia de Pedro Novoa cuando fue galardonado con el Premio Internacional de Novela Corta “Mario Vargas Llosa” en 2011, y su anuncio apareció en la página de Culturales del diario La República. Desde entonces, sentí la necesidad de leer a ese escritor que, también como lo anunciaba la nota cultural, había sido merecedor del Premio Horacio Zeballos de Novela Corta solo el año anterior.

Ahora, la novela ganadora del 2011 ha sido reeditada. En efecto, Maestra vida (Editorial Apogeo, 2024) ha sido publicada por el editor Efer Soto, quien también ha apostado por otros títulos del autor, como El susurro fantástico de los cuentos (2016), que contenía el cuento ganador del concurso de las Mil Palabras de la revista Caretas, o El amanecer de amaneceres (2020), novela ganadora de los Estímulos Económicos. Estos libros que revelan la gran pericia de un autor que ha venido dando de qué hablar desde que publicó sus primeros textos. Lamentablemente, él padeció una terrible enfermedad que nos lo arrebató de este mundo en el 2021.

Al releer esta novela breve de Pedro Novoa, he sentido a plenitud su espíritu de irreverencia, desacralización y desmitificación, que se respira a lo largo de sus páginas. En este caso, se aborda la vida de los colegios y de sus principales protagonistas: directores, docentes y alumnos. Todos ellos viven situaciones extremas de sensualidad, cuestiones económicas, problemas familiares, relaciones interpersonales y crisis existenciales.

Sin embargo, a esta novela le puse ciertos reparos porque tiene escenas eróticas muy fuertes o, como diríamos con los más conservadores, demasiado subidas de tono. Pedro Novoa, un narrador de gran oficio, siempre ha sido un irreverente, un desacralizador, un cuestionador, un desmitificador. Su literatura en esta obra es despiadada, brutal, salvaje. Con un realismo visceral que descoloca al lector más inocente, su prosa poderosa rompe los tabúes de la figura del maestro como un “ejemplo espiritual” a seguir, un “modelo de bien” para los estudiantes.

Los protagonistas —una pareja de escritores, profesores, estudiantes y directores— son personas que han recorrido las calles y sus zonas más oscuras (o rojas pudiéramos decir), y todo ello los convierte en seres con mucha experiencia existencial. Es esta, en efecto, una nouvelle sensual, callejera, urbana, citadina, una verdadera muestra de lo que viene ocurriendo en las ciudades desde la perspectiva de un autor que ha vivido en ellas y, además, ha investigado sobre dichas cuestiones.

Como dirían los entendidos, la prosa trepidante de esta novela te agarra desde la primera página y no te suelta hasta el final. Es como un viaje en montaña rusa, lleno de giros inesperados, momentos de tensión que te dejan sin aliento y escenas de acción que te hacen sentir como si estuvieras en el centro de todo. Cada palabra está cargada de energía, cada párrafo te impulsa hacia adelante, sin darle tiempo a tu mente para descansar.

Leyendo esta novelita se podrían desentrañar los mitos sobre la educación, cuestionando las políticas educativas, las expectativas sociales y las percepciones culturales que a menudo moldean nuestra comprensión de lo que significa ser un maestro o un alumno. Podría revelar las disparidades, desigualdades y particularidades dentro del sistema educativo, enfocados principalmente en sus zonas críticas, en sus defectos y en sus vicios.

En esta novela de Pedro Novoa se tocan temas tabúes de la vida en los colegios. Los temas tabúes en los colegios suelen ser aquellos que se consideran sensibles, controvertidos o inapropiados para discutir abiertamente en el entorno educativo. Algunos ejemplos comunes de temas tabúes en los colegios de esta novela pueden incluir la sexualidad, la violencia, el abuso de sustancias, el acoso, entre otros. En ese sentido, Pedro Novoa continúa la tradición de la literatura peruana de abordar el tema de los colegios como lo hicieron los grandes: Mario Vargas Llosa, Miguel Gutiérrez, Oswaldo Reynoso, Alfredo Bryce Echenique, Samuel Cardich, Alonso Cueto, Fernando Ampuero, Augusto Higa, entre otros (he ahí un síntoma de la riquísima tradición peruana).

Cuando un escritor fallecido comienza a ganar más notoriedad o reconocimiento después de su muerte, se suele decir que está experimentando un “resurgimiento” o un “renacimiento” en su popularidad y apreciación crítica. También se puede decir que su obra está experimentando un “redescubrimiento” o que está siendo “revalorizada”. Este fenómeno puede deberse a una serie de factores, como cambios en los gustos literarios, nuevas interpretaciones de su obra o una mayor atención por parte de la crítica y el público en general. En cualquier caso, este resurgimiento puede llevar a una mayor difusión de la obra del autor y a un reconocimiento más amplio de su importancia en el panorama literario. Yo creo que eso viene ocurriendo con el escritor Pedro Novoa, que poco a poco viene captando más lectores. Por ello, la lectura de este libro está recomendada.

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Francois Villanueva Paravicino

Escritor. Estudió Literatura y la maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022), Los placeres del silencio (2023). Mención de honor del Premio Nacional de Relato Corto (2023) “Feria de Libro de Amazonas”. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relato (2021) “Las cenizas de Welles” de España. Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.

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