Cuando se creía que con la salida de la exministra de Salud, la vizcarrista Rosa Gutiérrez, se calmaría todo y el sector se recuperaría con un adecuado servicio y atención a los enfermos del dengue y de otras patologías, nuevamente el gobierno cae en el error al designar como substituto para atender a esa cartera, al médico cirujano César Vásquez Sánchez, un apepista con prontuario.
Como lanzado por una catapulta, fiel a su estilo, salió al encuentro de la designación el almirante Jorge Montoya de Renovación Popular para exigirle a la presidenta Dina Boluarte que se rectifique y retire del gabinete a dicho personaje por efectos de la serie de denuncias que registra en sus antecedentes, lo que lo deslegitima como autoridad y pone en riesgo la gobernabilidad del país.
Como sabemos Vásquez Sánchez participó en el congreso cuando se encontraba en la conducción del gobierno el suspendido Martín Vizcarra Cornejo, el médico de APP fue de los pocos legisladores que exigió la disolución del parlamento nacional, hecho considerado por muchos políticos como golpe de Estado, pues fue ejecutado vulnerando las normas de una manera fáctica.
Lo suspicaz estriba que Vásquez Sánchez no ha deslindado con su partido Alianza para el Progreso antes de asumir el cargo de ministro de Salud, tampoco APP se ha manifestado si su designación establece algún acuerdo político con el gobierno para los efectos, aunque algunos señalan que la organización de la familia Acuña es de oposición, la clase política exige el debido esclarecimiento.
Estando a poco tiempo, de que el congreso renueve la mesa directiva y los legisladores postulen a los cargos correspondientes, la especulación política observa que el partido Alianza para el progreso (APP) empieza a mover sus alfiles para capturar el control político de la misma, para lo cual pretendería el regreso de la abogada Lady Camones Soriano al más alto cargo del congreso.
De otro lado, demostrándose lo impredecible que es la política, otra vez aparece en la escena política la perdedora Keiko Fujimori, enmendándole la plana a su bancada, con un no a la bicameralidad, al menos con este congreso no, habría manifestado la poderosa jerarca de Fuerza Popular como diciendo el partido soy yo, se hace lo que yo diga, poniéndose por encima del grupo.
De esta manera parece no tener sentido los afanes de los congresistas que respaldan un cambio de orientación con nuevas reglas en el diseño político del nuevo proceso electoral al que no participaría Keiko sino es por cinco años, en tanto se da tiempo para exigir cambio de ministros pues algunos de los que están no dan la talla, incluso indicó que podría recomendar algunas fichas.
Ante el nuevo giro de los acontecimientos y habiéndose presentado una reconsideración a la votación para que el proyecto de bicameralidad supere los 87 votos, sin el aporte de Fuerza Popular, que tiene 22 votos, el tema, pese a los esfuerzos de Maricarme Alva, está cerrado, pero queda a disposición de los electores si es que el congreso permite que se considere un referéndum.