El libro Cuentos de la GP (Manoalzada Editores, 2012) del catedrático cantuteño y escritor ayacuchano Teodosio Olarte nos sumerge en un universo de conflictos, engaños, sueños frustrados, rebeldías y errores, donde los protagonistas sufren la fragilidad y pequeñez de sus existencias; y, como una batalla del que se espera un triunfo pero que al final solo fracasará, se nos revelará como una epifanía la condición metafísica del hombre.

¿Qué quiere decir GP en el título? Aquella es la primera interrogante que se cuestiona el ávido lector. Las dudas se disuelven al leer la primera narración, de las diez que posee, cuando se presentan al teniente Mendoza junto con un capitán sin nombre torturando supuestamente a un terrorista, quien les informa que un comandante del Ejército es el que le ha entregado el material bélico incautado en su vivienda. Ante aquella confesión intrigante, el más incrédulo y frío, el capitán responde con voz agria: “¡Por quién me has tomado para hacerme tragar ese cuento de la gran puta’e tu madre!”.

Entonces se vislumbra la carga de “salsa roja picante” junto a la alusión de la época de la subversión que están presentes en el nombre epónimo de las ficciones del catedrático de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta”. Con una prosa fluida y ágil, pero no por eso menos interesante, el autor nos sumerge en un mundo donde los rezagos de la guerra interna de los 80’s y 90’s se viven en un presente, o tal vez en un pasado, o incluso en un futuro, según el tipo de tiempo que manejen las singulares creaciones de Olarte Espinoza.

Desde revolucionarios y terroristas, pasando por Servicios de Inteligencia encubiertos y militares con afanes de superación, hasta delincuentes comunes y presos senderistas, el mundo representado en el libro es una atractiva propuesta que desea englobar la problemática de la violencia socio-política de una sociedad convulsionada y caótica. Asimismo, es el testimonio literario y fiel de un estudiante cristobalino que vivió y sintió en carne propia aquellos días de luchas armadas, asesinatos, atentados, pasiones descarriadas, que ninguna otra realidad podrá borrar de su memoria y que solo puede atenuar a través de la palabra artística.

A excepción de “La escalera y la senda”, el resto de relatos están desarrollados en tercera persona, un narrador omnisciente que nos narra, por ejemplo, sobre un encarcelado acusado de “rojo” por casualidad, solo por la mala fortuna de recoger por curiosidad una hoja bond que, como descubrió cuando le atraparon las fuerzas del orden, tenía propaganda de Sendero Luminoso. Ese es el mismo fabulador que nos descubre el asesinato de un revolucionario senderista en un penal de Lima por los efectivos del orden, cuyo destino hubiese cambiado si la abogada Acévez, madre del desafortunado, hubiese tenido en cuenta que su hijo peligraba tanto fuera como dentro de la cárcel. O en el cuento final, “El Confidente”, donde un Servicio de Inteligencia seduce a la hija de un propagandista del Partido de la Hoz y el Martillo en Lima, ocultando su verdadera identidad, con el fin de capturar al sedicioso.

Incluso el cuento más alejado de la denuncia contra el terrorismo, “Amalgamandia”, tiene un marcado aire de significado político-ideológico de querer cambiar el mundo, en su sentido más sarcástico, iluso y frívolo, donde un cojo, un sordo y un ciego que supuestamente tienen poderes sobrenaturales, se convierten en los mandamases de una nación, todo ello ocurrido en la imaginación ambiciosa del bizco total antes de comenzar su oficio de ambulante callejero. El libro, como se da cuenta el leyente, no tiene pierde. A conseguirlo y disfrutarlo.

El catedrático Teodosio Olarte Espinoza también es poeta. Claro ejemplo de ello es Síndrome de humanidad (Editorial Amarti, 2017). En el prólogo poetizado del autor, la voz descontenta y sumamente crítica versa que canta “para agitar silencios y conmover las sombras”, pues la “mercancía de rituales capitalistas” está “bajo el control remoto de los dueños del mundo”. El poeta se queja del liberalismo salvaje actual donde toda primera necesidad vital tiene un precio. “Todo se compra, todo se vende: / el agua cuesta, el aire, la luz”.

Como un volcán, la voz poética del poemario Síndrome de humanidad, dividida en tres secciones —Síndrome de humanidad, La mano del amor, y Huellas de colibrí¬¬—, encumbran erupciones de lava ardiente y artística mediante los hallazgos poéticos propios, producto de una batalla encarnizada entre el verbo y el sentimiento desbordante de expresar el reclamo, el sufrimiento, la protesta, la reivindicación y, al final, la esperanza, la alianza, el amor, la victoria y la adoración de la poesía que se admira, aquel canto que es la sublime epifanía del “síndrome de humanidad” en un mundo mercantilizado y deshumanizador.

La poesía como protesta social, como testimonio revolucionario, como triunfo socialista, como condena severa, como crítica antisistema, como hermandad trabajadora, como búsqueda de un mundo mejor, siempre existe y existirá. Los poemas de Teodosio Olarte Espinoza expresan el valor, el heroísmo, la perseverancia y la victoria de los pueblos dirigidos por el proletariado, que lucharon y luchan con tenacidad y con fe para construir un futuro mejor (llámese este el socialismo), donde no existan explotados ni explotadores. Se vale del llanto de los débiles, del quejido del explotado, del sudor del obrero, del hambre del menesteroso, de la injusticia cruel de la Historia. Y el cantor de poemas, aquel ser sensible que ofrece himnos al cielo y a la tierra, siempre ha de juzgar lo verdadero, su bandera es la verdad camuflada en metáforas lacerantes.

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Francois Villanueva Paravicino

Escritor peruano (1989). Egresado de la Maestría en Escritura Creativa por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Ha publicado Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019) y Azares dirigidos (2020). Textos suyos aparecen en diversas antologías, páginas virtuales, revistas, diarios, plaquetas y/o; de su propio país como de países extranjeros. Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España. También, ha sido distinguido en otros certámenes literarios.

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