A pocos días del proceso electoral, signado para el 11 de abril del 2021, el panorama respecto a la elección de candidatos, se ha convertido en un juego de azar, porque no existen personajes claros a quienes los electores puedan confiar su voto, pues está visto que la demagogia es uno de los artificios que usan los políticos para captar adeptos, dirigido a una masa electoral poco preparada.

Desde que se iniciaron las campañas políticas, tanto en escenarios en vivo, como virtuales y audiovisuales, el público ha tenido la oportunidad de confrontar las ideas de quienes aspiran estacionarse en el sillón de Pizarro. De un manojo de 14 opciones, entre centrados, disparatados y folclóricos, los peruanos deberán decidir, pero no se trata solo de votar, sino de no equivocarse.

El tema de las propuestas, es quizá lo más importante en la carta política de un partido nacional que aspira a ser gobierno y en esa línea los electores deberán elegir entre las más atractivas, porque está claro, que quienes plantean una democracia con sólidos objetivos, deben sopesar las alternativas que establezca un gobierno moderno que convoque a los mejores técnicos del país.

Empero para que esto ocurra, los políticos deberían suscribir su compromiso con el país, más allá de un pacto ético de no agresión que se establece antes de las campañas políticas, también el pueblo merece algún tipo de satisfacción moral, de manera que el voto esté garantizado, sea quien obtenga triunfar el 11 de abril 2021; los peruanos requieren vivir con esperanzas y certezas.

En ese marco, existen situaciones flotantes que el nuevo gobierno tendrá que dar solución, y que deberían estar en los planes del gobierno que se instale en el país, esto es la inseguridad pública, que no solo se halla en las calles, sino en el propio hogar, por el creciente femeninismo que existe; habida cuenta, que existe mucha gente despreciable que no merece seguir libre, por su violencia.

Aunque la sociedad sigue demandando justicia. por el excesivo machismo que genera desgracias en la vida doméstica, muchos casos no son atendidos por la descalificación de la clase social pobre, empero en la actualidad lo más complicado es preservar la vida de la población, toda vez, que los últimos gobiernos no han sido capaces de garantizarla, pues las muertes se suceden una tras otra.

Esto es parte del menú político, lo otro es, la unificación de todos los peruanos, pues está visto que las organizaciones sociales y políticas, lo que hacen es polarizar más a las sociedades; los gobernantes no han podido realizar políticas claras, que hagan posible la integración de regiones y ciudadanos, que entienden al país con claros antagonismos, generando confortamientos inútiles.

En medio todo ello, el Estado está secuestrado por una nutrida agenda de gremios y sindicatos populares, que generan enormes demandas sociales incubadas por largos años y que deberán pagar el precio, los nuevos gobernantes que accedan a Palacio y que como un pliego de reclamos incumplido, le explota a la cara a gobernantes de turno; un duro costo social que debe saldarse.

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