Cada vez que el país es convocado para participar en una consulta política, la pregunta es: ¿cuál es la primera opción? Esto ocurre porque ya no existen partidos políticos consolidados, y mucho menos candidatos de jerarquía, lejanos están los tiempos de Manuel Prado Ugarteche y Fernando Belaunde Terry, quienes gobernaron entre dictaduras y democracias excitadas por el militarismo.

Hoy una nueva carta de políticos se ha puesto sobre la mesa, para que los electores busquen la mejor opción, hay personajes de derecha, izquierda y de centro, cada cual intenta alcanzar las preferencias del público, con ofertas demagógicas o radicales, los nuevos políticos que hoy se presentan a elecciones, no han demostrado que pueden marcar la diferencia ni ser alternativas.

El país irá a la consulta popular con pocas probabilidades de acertar en el personaje idóneo capaz de cambiar la vida de los peruanos, los Lescano, Forsyth, López Aliaga, Fujimori, Mendoza, Urresti, se han pasado el tiempo confrontando entre ellos para restarse votos, el fuego cruzado pone a nuestros políticos criollos como vendedores de mercado y no como personajes con argumentos.

Si se repasa la historia, se observará que han sido muy pocos momentos en que el país pudo alejarse de las botas, personajes como Manuel Apolinario Odría, Ricardo Pérez Godoy, Juan Velasco Alvarado, Remigio Morales Bermúdez entre otros, participaron de golpes de Estado para alcanzar el poder, hasta entender que la democracia es el único camino viable para la vida política.

Distantes están los tiempos de Luis Bedoya Reyes, Héctor Cornejo Chávez, Luis Alberto Sánchez Sánchez, Roberto Ramírez del Villar, Javier Alva Orlandini, Francisco Chirinos Soto, entre otros, que dejaron muy en alto al parlamento nacional, los debates de la época, fueron reales clases de oratoria y de enriquecimiento lingüístico, se refutaba a los oponentes con discursos magistrales.

Después del segundo periodo de Fernando Belaunde Terry el país se sumió en una crisis de valores, se abolieron las cámaras de Diputados y de Senadores, y se optó por la Unicameralidad, el cambio, si bien ahorró recursos al Estado, pues de 240 representantes se pasó a 130, destruyó el contrapeso y la fiscalización de las normas, creándose las comisiones investigadoras para suplirlas.

Luego de la envidiable representación nacional y de políticos de lujo, provenientes de partidos políticos bien estructurados, fueron perdiéndose las casas políticas y la vida orgánica partidaria que reunía a destacados personajes con invalorables capacidades, a la muerte de los más prominentes líderes, la clase política nacional tuvo que apelar a nuevas promociones de políticos.

La lucha entonces era preservar la democracia y cerrar el paso al militarismo y a las opciones totalitarias, empero la nueva hornada hizo muy poco por alcanzar la notoriedad de sus ancestros, Los García, Fujimori, Humala, Toledo, Kuczynski, Vizcarra, no dieron la talla, peor que eso, demostraron que no estaban para servir al país sino para amasar fortuna a través de sobornos.

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