Carlos Iván Landa Kerschbaumer
El presidente Pedro Castillo Terrones, desde que inició su gobierno, prometió a los agricultores la ejecución de la segunda reforma agraria en el país – la primera fue la nefasta reforma agraria, realizada por el régimen dictatorial y revolucionario de las Fuerzas Armadas del general Juan Velasco Alvarado- un militar que destrozó la economía del país y generó gran inestabilidad social.
Una de las primeras acciones que realizó el gobierno revolucionario militar y totalitario, fue precisamente generar una política de expropiaciones contra los propietarios de las tierras para entregárselas a los campesinos, bajo el lema “la tierra se para quien la trabaja”, de esta manera cientos de propietarios fueron despojados, instalándose así la reforma agraria, que fue un fracaso.
La decisión dictatorial fue equivocada, sin alcanzarse los objetivos, el campesino continuó pobre y sin recursos para sostenerse, y el escenario fue peor de lo que se insinuaba, cuando se ejecutó la expropiación, “a mano militare”, el gobierno de Velasco Alvarado demostró improvisación, porque no previó que los trabajadores del campo no poseían conocimientos para efectuar la tarea agraria.
Hoy en pleno siglo XXI, el gobierno de Pedro Castillo Terrones, quiere enmendar el error del dictador Juan Velasco Alvarado, y proveer de tecnificación a los campesinos, para que estos construyan desde sus territorios, economías agrarias viables, para lo cual recibirán asesoramiento tecnificado, pero la idea aun solo se traduce en lineamientos de política de estado sin ejecución.
De ahí, que al convocarse a un pleno agrario en el congreso, en busca de políticas de fiscalización y seguimiento, la comisión de agricultura, no tuvo bases para sostener la esperada segunda reforma agraria, al no existir ningún proyecto puesto sobre la mesa del legislativo, por esto quedó fuera de contexto la reforma agraria, el congreso tendrá que hacer la tarea que el ejecutivo aun no realiza.
Historia. Desde 1968 a 1975, el país vivió momentos tensos por la suspensión de muchos derechos fundamentales de la persona y la prohibición de la libertad de expresión contraria al gobierno, donde la única ideología que se aceptaba era la que mantenía el régimen político vigente, Velasco Alvarado, gestó desde su presidencia un gobierno tirano con notorias características totalitarias
Sin oposición al frente por la deportación de políticos y personajes que les eran incómodos a la dictadura militar, el general Juan Velasco Alvarado, desnudó su aberración a la clase política y a todos aquellos que participaron del gobierno de AP, que lamentablemente cayó en los brazos de la corrupción como el caso de Talara, con una galopante crisis económica y deficiente liderazgo.
Con el empleo de la mordaza y medios de comunicación arrebatados a sus propietarios, el “soldado raso” que llegó a general de división y luego participó del golpe de estado que propinó al gobierno de Fernando Belaunde Terry, instaló un régimen de gobierno popular a través de una organización que denominó Sinamos (Sin-amos) tras ella intentó canalizar todas sus frustraciones.
Velasco Alvarado creyó que la solución la deberían darlas “las botas y los cuarteles” más allá que le correspondía a la democracia, utilizar todas las herramientas constitucionales para ese efecto, convocando a nuevas elecciones, como debería ser hoy, pero esto no sucedió y fue el gobierno militar quien impuso sus leyes en contra de la clase política generando acciones de expropiación.