VIANKA, LA JOVEN AYACUCHANA QUE BUSCA DISMINUIR LA DESNUTRICIÓN INFANTIL

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En las comunidades de Huamanguilla

El día que culminó la carrera de Trabajo Social entre los primeros puestos de su promoción, Vianka Castro Vargas no pudo contener la emoción. Recordó su niñez, donde tuvo que trabajar para ayudar a su madre, quien fue el único sustento de la familia. Se le vino a la mente las amanecidas interminables para estudiar, y la vez que estuvo internada de emergencia en el hospital y casi pierde un semestre. Todo había valido la pena y, hoy, la profesional quiere graduarse mediante una investigación que viene realizando sobre la desnutrición infantil en las comunidades rurales de Huamanguilla, en Huanta, Ayacucho.

“Empecé con esta investigación para mi tesis y porque estoy muy identificada con mi comunidad y deseo aportar con mis conocimientos para que la situación mejore en el futuro”, señala la joven de 23 años, quien acaba de culminar su carrera en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, en Ayacucho, becada por el Estado peruano. Explica que la clave es informar y orientar a las familias para que empiecen a consumir los productos de la zona, como la quinua y la carne de res y del cuy.

“Durante mi investigación, pude observar que los niños padecen de desnutrición no por falta de comida, sino por los malos hábitos alimenticios que han adquiridos sus padres y familiares. Por eso, urge una campaña de sensibilización con un equipo de profesionales y mi rol como trabajadora social será clave”, señala la ganadora de la Beca Permanencia del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.

Como parte de su investigación, con el apoyo de nutricionistas y enfermeros, trabajó con 30 niños de las comunidades de Huamanguilla, quienes fueron sometidos a exámenes médicos para conocer su estado de salud. Los resultados fueron alarmantes: más del 90 % padecía de desnutrición crónica, que es un riesgo para su desarrollo físico y cognitivo. “Luego de ello, con la participación de nutricionistas, brindamos charlas a los padres de familia y a quienes están al cuidado de los menores para que conozcan la situación y sepan cómo pueden ir mejorando la alimentación en casa, así como la importancia de que los niños siempre se laven las manos”.

Aunque su trabajo aún está en desarrollo, Vianka confía en terminarlo y que este documento sirva de guía para que profesionales y autoridades de la zona lo tomen como referencia y se pueda iniciar campañas más agresivas para erradicar esta enfermedad. “Me siento muy identificada con los niños porque me veo reflejada en ellos cuando yo también era pequeña. Además, tengo un bebé de dos años y quisiera un mejor futuro para él”, comenta el talento, quien labora en el Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (Inabif) de Ayacucho.

UNA VIDA DE RETOS

Para culminar su profesión, Vianka tuvo que superar muchos retos. El abandono de su padre cuando apenas tenía 10 años la obligó a trabajar en labores de pastoreo y ayudar a su madre en el cafetín del colegio donde estudiaba. Ya en la adolescencia, empezó a vender pollo y pescado en las ferias dominicales de su distrito con muy buena acogida. Pero a donde iba, un libro la acompañaba porque sabía que la única manera de progresar era estudiando.

“Cuando no había muchos clientes, aprovechaba en estudiar, hacer la tarea o reforzar los cursos”, recuerda. Y los resultados no se hicieron esperar: culminó la secundaria en el primer puesto de su salón, lo que le ayudó a ingresar a la universidad. “Fui la primera de mi familia en cursar estudios superiores y siento que fui como un ejemplo para mis dos hermanos menores. Por ejemplo, mi hermana de 17 años también está estudiando una carrera y mi mamá es la más orgullosa”.

Beca Permanencia le ayudó a terminar su carrera

En el 2020, al llegar la pandemia, Vianka tuvo temor de dejar de estudiar por la difícil situación económica que atravesaba su familia, pero se enteró de la Beca Permanencia del Pronabec, dirigida a estudiantes de universidades públicas con buen y alto rendimiento académico y clasificación socioeconómica de pobreza o pobreza extrema, según el Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh). La beca cubre los gastos de alimentación, movilidad local y útiles de escritorio.

“El día que supe que fui una de las ganadoras me hospitalizaron de urgencia porque el nacimiento de mi bebé se complicó, me dio derrame cerebral, pensé que nunca más volvería a las aulas, pero gracias a la beca y a mis profesores pude superar este momento tan duro para mí”, comenta la joven.

Si se pudiera describir con una palabra a Vianka ese sería perseverancia. Ella nunca dejó de luchar para hacer realidad sus objetivos. “Mi mamá y mi hijito son mi mayor motivación para seguir adelante”, expresa con la misma emoción en sus ojos como el día que terminó su carrera. Pide a los jóvenes estudiar, ya que es el camino para mejorar su calidad de vida y, sobre todo, aportar con sus conocimientos en beneficio de quienes más lo necesitan.

La Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, institución educativa superior donde estudió Vianka, fue fundada en 1677 y está ubicada en Ayacucho. Cuenta con 9 facultades y 28 escuelas profesionales, según información publicada en su página web institucional www.unsch.edu.pe. Entre las carreras que ofrece figuran Agronomía, Ingeniería Agrícola, Biología, Medicina Humana, Ingeniería de Sistemas, Ingeniería Civil, Ingeniería en Industrias Alimentarias y Economía.

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