Pese a lo ajetreado de esta última semana (el sensible fallecimiento de mi abuelo materno, los últimos días de la Feria Internacional del Libro de Ayacucho del 2023, las lecturas pendientes, entre otros), pude leer tres poemarios de tres autores interesantes: Metafísica del precipicio (Triskel Editores, 2015), de Percy Vílchez Salvatierra; Banderas de mar (IES Santa Ángela, 2016), de Héctor Efraín Rojas; y Exhumaciones del colibrí (Editorial Gato Viejo, 2023), de Edián Novoa.

La lectura literaria en momentos críticos y de mucha intensidad te transporta a la calma, te llena de paz espiritual, te divierte si estás triste, te provoca un placer etéreo, te entretiene. Y eso pasó cuando leí estos tres libros de poemas que, si bien es cierto, son propuestas plausibles; es decir, los tres autores no son poetas improvisados, iniciantes, sino versistas con muchos años de experiencia, que conocen el oficio, ya por su edad, ya por su pasión por la poesía.

La primera lectura que hice de Metafísica del precipicio, de Percy Vílchez Salvatierra, fue un tanto ajetreada y no pude terminar el libro. La segunda, hace unos días, me pareció un poemario encantador. Ya conocía al autor. Participamos juntos en un recital en San Juan de Lurigancho y luego fuimos a tomar un café junto con el escritor Francisco León, el poeta y narrador Mac Chávez y una compañera sanmarquina Edith Palomino. Entonces conversamos sobre los últimos grandes grupos poéticos nacionales, como Kloaka, Hora Zero o Neón.

Y eso he encontrado en el poemario de Percy Vílchez Salvatierra: influencia de Kloaka, Hora Zero y Neón. Tanto por las formas poéticas, el estilo de la versificación, las temáticas, las propuestas; aunque la poesía de Percy Vílchez Salvatierra lo sentí más solemne, más épica. Su libro es un poemario ambicioso, de un poco más de doscientas páginas, y el punto flaco que encontré mientras me sumergía en su lectura fueron los poemas en prosa, que existen en el libro en buenas cantidades. Pero sus grandes aciertos son sus poemas versados, de los cuales rescaté varios.

“Las palabras no dicen nada nuevo”, dice un verso del poema “Solo”. “El amor es aprender a navegar cuando siempre has odiado las mareas” o “El amor es no escribir nada y que te entiendan y que tú puedas celebrar que te entiendan aunque, para eso, no hayan necesitado leerte”, dicen estos versos en el poema “Breve estudio sobre el amor”. “La calma de mi habitación es un invento mío”, dice un verso del poema con el mismo título. “La poesía es un misterio, una gracia y un don”, dice el poema “Tríptico del vacío”. O este: “La despersonalización del que escribe me aburre./ El que escribe siempre es otro”, reza en el poema “Doppelgänger”. “Contra el viento el poeta nada puede/ Excepto cantar”, se afirma en el poema “X”. “Los falsos profetas se petrifican ante las ruinas del verdadero templo”, se dice en el apartado “Cantar de la hecatombe”. Y así el lector encontrará versos memorables en el poemario.

Con Héctor Efraín Rojas intercambiamos libros el 2020. Él me obsequió Banderas de mar y, desde entonces, era una de mis lecturas pendientes que deseaba comenzar. Lo leí recién hace unos días. El poemario tiene poemas logrados al inicio del libro, son musicales, rítmicos, veleidosos, su influencia de trovador y de músico se siente en el poemario. Me recordaron muchos sus poemas a varios poetas de la Generación del 98 y de la Generación del 27 de la literatura española, como Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Alexander, entre otros. Y este poeta piurano y nacionalizado ayacuchano acaba de recibir un reconocimiento en un pequeño concurso internacional. Eso siempre es un gran incentivo para los escritores.

Sin embargo, mientras la lectura de su poemario avanza, se pierde la magia de la musicalidad, de la repetición, de las figuras poéticas, y se sufre que el poeta haya descuidado aquellas últimas composiciones. Pero existen versos destacados, como estos: “Si yo fuera la tierra/ me sembraría un árbol/ tus ojos/ de tu sonrisa/ un encanto” del poema “Valsecillo N° 14”. O estos del poema “Sombra tu sombra”: “Sombra tu sombra/ la del sombrero/ sombra mi sombra/ sin mi pañuelo/ si esta vida no es de tu sueño/ entonces dime/ quién es el dueño”.

Recién conocí al poeta Edián Novoa en los últimos días de la Feria Internacional del Libro de Ayacucho del 2023, e intercambiamos nuestros libros. Yo le di mi libro Sacrificios bajo la luna a cambio de su poemario Exhumaciones del colibrí, pero él tuvo la deferencia de comprarme Cuentos del Vraem, que, según dijo, era el que más le interesaba y el que había recibido muchos comentarios positivos del libro. Por su parte, Edián Novoa es literato de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fue fundador del grupo Kloaka, ha ejercido el periodismo y actualmente es docente de literatura en colegios.

Su poemario, cuando uno lo va leyendo, entiende la referencia de los poemas hacia la época de la violencia política de los ochenta y de los noventa de nuestro país. En ese sentido, el libro tiene un aura política. Además, en el lado formal, tiene la influencia del grupo del que formó parte: Kloaka, y por parte de esa generación ha recibido la influencia de Roger Santivañez, Mariela Dreyfus, Mary Soto, Domingo de Ramos, Guillermo Gutiérrez, José Alberto Velarde o Julio Heredia, entre otros. El libro, como los anteriores, también cumple las expectativas del lector.

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Francois Villanueva Paravicino

Escritor. Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022), Los placeres del silencio (2023). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) “Las cenizas de Welles” de España. Semifinalista del Premio Copé de Poesía (2021). Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.

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