Nuestros vecinos del Ecuador son más prácticos que nosotros, entendiendo que no va más la gobernabilidad en el país del guayas, el todavía presidente de la república de Ecuador ha decretado la “muerte cruzada” lo que significa “matar” al enemigo y “suicidarse”, una suerte de vizcarrismo, pero sin practicar un golpe de estado, el gobierno en solitario no es buen precedente.

Con la suerte echada ante una eminente censura, tras ejecutarse un juicio político, los representantes de la asamblea nacional (parlamento)  del Ecuador se disponían a votar a favor de la destitución del mandatario Guillermo Lasso, de corta gestión en el gobierno, por supuesto peculado, decidiendo hacerle la cruz al mandatario y sancionarlo ejemplarmente pero este lo leyó.

En ese aspecto el presidente ecuatoriano tuvo más pantalones que Pedro Castillo, que intentó quedarse en el cargo generando un golpe de estado que no prosperó por la valiente actitud de las fuerzas armadas, la policía nacional, el TC y el Ministerio Público, tomando el toro por las astas y anunciar un nuevo proceso electoral dentro de 90 días, para elegir nuevo gobierno y asambleístas.

La lectura de Lasso habría sido, “sino me quieren, mejor me retiro”, y fue así que optó por la renuncia en aplicación a la Constitución Política de su país, que le permite disolver la asamblea de representantes a través de la “muerte cruzada”, por lo cual Lasso solo gobernará por decretos leyes, como lo hiciera Martín Vizcarra, después de echar a los parlamentarios  a “mano militare”

Como sabemos durante un buen tiempo el país soportó la dictadura de Vizcarra Cornejo, con la complacencia de las instituciones políticas tutelares del país que se “lavaron las manos” como Pilatos y no aplicaron ninguna medida contra el atropello, el Tribunal Constitucional señaló que sus dictámenes lo ejecuta hacia el futuro, desairando  los alegatos competenciales del legislativo.

Aunque no le quedó otra que soportar caras conocidas que fustigaron su administración cobró  vigencia la Comisión Permanente para hacerla de mesa de partes  del parlamento nacional, sin poderes para ejecutar las normas que se aprobaban por no existir un congreso vigente, los legisladores recibían los proyectos leyes para luego ser revisados por el nuevo legislativo nacional.

La pregunta que ahora se hace la clase política internacional es, los representantes de la asamblea nacional, ¿acatarán súbditamente la medida del gobierno de Guillermo Lasso de “matar” a la asamblea y que la asamblea “mate” al presidente, para que se vayan todas las autoridades de los dos poderes del estado? Algunos piensan que darán guerra y aplicarán una resistencia fortísima.

Lo que sabemos es que la Asamblea Nacional proseguirá con su agenda de echar al presidente Lasso, aun este haya adelantado su decisión de no ser más presidente de la república y arrastrar con esa medida a todos los asambleístas, que empiezan a criticar que el país será ingobernable y que crecerá la delincuencia, una situación que demuestra la fragilidad de los gobiernos en el país.

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