Carlos Iván landa Kerschbaumer

El presidente Pedro Castillo Terrones la tiene muy complicada, cada vez más, son los delitos que se le involucran, y de los cuales se niega a declarar, para salvar sus responsabilidades, los indicios de corrupción son tales que solo el presidente puede explicar si existieron y si tuvo conocimiento de estos, porque parece extraño que diga a los cuatro vientos que es inocente sin verificación alguna.

Reiteradamente Castillo viene señalando a sus adeptos y al escaso público que todavía cree en él que no ha llegado al poder a robarse el dinero del país y que le quieren colocar la etiqueta de corrupto, ¿Por qué no hablan de las obras que requiere el país?, interroga, intentando una cortina de humo que cubra hechos investigados, y distrayendo a quienes siguen las reiteradas denuncias.

Con personajes como Pedro Castillo que vive en una nebulosa y que cada día construye sus fantasías, con declaraciones fuera de lugar, como el tema de los fertilizantes, que asegura no es su responsabilidad sino de los que lo antecedieron en el cargo, tiene todavía una deuda pendiente, explicar los recursos asignados a sus abogados para su defensa legal que podrían ser investigados.

Castillo Terrones se enreda en su propia telaraña al pretender argumentar temas que su gobierno tiene que solucionar y no culpar a otros de sus errores, las recientes licitaciones amañadas a empresas para que surtan de fertilizantes como la urea y que han merecido expulsar a los responsables, es muestra del despropósito que existe al contar con impresentables en el régimen.

Las protestas de los medios de transporte de carga y otros, es otra “perlita” que tiene el gobierno de Pedro Castillo, que grafica la ineptitud que existe en procurar acuerdos que contenten a las partes involucradas, de una paralización inicial, los transportistas realizaron una tregua para que el gobierno implemente sus estrategias y se procure la solución, pero nada de eso pudo ser posible.

La testarudez es una característica de Castillo, y tal parece que esto lo traslada a sus colaboradores más estrechos, que no generan confianza y más allá de esto, complican las cosas, el reo ausente Juan Silva Villegas, exministro de Transportes, recibió el blindaje de Pedro Castillo, hasta que ante la andanada de críticas, lo relevó del cargo, su despedida no pudo ser más insólita, con mariachis.

Con 6.1 puntos de índices sanitarios, el gobierno de Castillo, no puede ser más infausto, para declarar la cuarta ola de la covid-19 que es a partir de los 5.0 puntos, el ejecutivo a través del ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez (JP) fue uno de los más victoriosos anunciando el fin de la tercera ola y permitiendo a los ciudadanos a bajar la guardia y parrandear.

Se anuncia que 11 mil casos diarios de nuevos contagiados aparecen en las estadísticas, incluso con algunas muertes, con un virus invasivo y galopante, el gobierno debería redoblar sus esfuerzos en equiparar las vacunaciones en los procesos realizados, de una, a cuatro dosis, a ello se agrega la viruela del mono, que genera preocupación, el país se siente muy golpeado por estos escenarios.

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