Carlos Iván Landa Kerschbaumer
La Junta Nacional de Justicia (JNJ) está desacreditada, por tanto, es la menos indicada para tomar cualquier tipo de acciones contra los órganos de justicia de su dominio, pues está claro que los caviares olvidan que pende sobre ellos una acusación constitucional de parte del congreso de la república tras haberse elaborado un dictamen a punto de ser votado por el pleno del legislativo.
Como sabemos la decisión del congreso se postergó ante la solicitud de la junta de tomarse unos días para asumir su defensa legal, empero ya sobrepasaron los tiempos, ahora solo queda que el parlamento vuelva a reunirse para convocar a la JNJ para cumplir con los reglamentos y después sus alegatos pasen a ser capítulo cerrado, esto es, suspenderlos para que ya no vuelvan a ejercer.
Con ese antecedente, la pregunta es cómo se atreve la Junta Nacional de justicia a seguir actuando como si nada pasara, cuando han quedado claros sus intereses prevaricadores de defender a ultranza a la ex fiscal de la Nación Zoraida Ávalos, entrometiéndose a la labor del legislativo, y no contenta, conminar al congreso, luego de ello desacatar las normas de la administración pública.
En ese escenario la Junta la enfiló contra la Fiscal de la Nación, intentando suspenderla de sus funciones, teniendo la titular del Ministerio Público que solicitar ante el Poder Judicial una medida cautelar para restaurar el ejercicio de su labor, lo cual detuvo la insaciable persecución de los caviares, empero un error, volvió todo a comenzar de nuevo, teniendo la fiscal a seguir insistiendo.
La situación se agravó cuando el último fin de semana se filtraron chats a cargo de Jaime Villanueva ex asesor de Patricia Benavides y coordinador parlamentario, respecto a negociaciones con congresistas, que no habría sido el único a decir de Patricia Chirinos una de las legisladoras implicada de participar en acuerdos donde se incluye a los niños implicados en acciones corruptas.
Lo extraño es que la Fiscal de la Nación, sin pérdida de tiempo en horas de la madrugada decidiera despedir a su asesor, hacer lo propio con la fiscal Marita Barreto, y acusar a la presidenta Dina Boluarte por supuestos actos criminales durante las marchas de protesta, acción límite en busca de generarse una cortina de humo contra su supuesto involucramiento en la negociación política.
El desenlace posterior fue de un real fuego cruzado entre los poderes del Estado, Legislativo, Ejecutivo, Junta Nacional de Justicia, Ministerio Público un laberinto entre poderes, donde cada quien acusa al otro a fin de salir bien librado, lo cierto es que toda esta situación alienta a nuevas movilizaciones contra la corrupción con la sensación de que todo estaría podrido en nuestro país.
Empero el enfrentamiento no solo ocurre en los poderes del Estado, también pasa en los medios de comunicación y la clase política donde cada quien se refiere a los implicados con argumentos contrapuestos, a Barreto la sindican de no haber aportado pruebas, a Benavides de estar blindada por ser una aforada, los más radicales no poseen argumentos, al no haber peritaje de las pruebas.