Apurímac “El Dios que habla”
APURÍMAC, región maravillosa y prodigiosamente rica, con diversos pisos ecológicos, climas incomparables, considerados entre los mejores del mundo. Territorio, testigo de hechos históricos donde los chankas e incas esculpieron la riqueza de tu sagrada historia.
Tus hijos notables, destacados peruanos hasta ofrendaron sus vidas por amor a tu terruño, conjugas la belleza paisajística bendecida por Dios con la belleza de tus mujeres, la educación e inteligencia de tus hijos siempre fue simbología de ejemplo para el Perú. Apurímac, tu nombre se impregna desde la tierra hasta el cielo como un rayo poderoso que anuncia al “Dios que habla”.
Apurímac, formaba parte del territorio de los aguerridos chankas, adversarios de los incas que lograron dominar además Ayacucho y Huancavelica, cuando intentaron extender sus dominios hacia el Cusco fueron derrotados por el Inca Pachacútec, quien posteriormente anexo al Tahuantinsuyo el territorio de lo que hoy es Apurímac.
Durante los años de la colonia, las tierras y minas de Apurímac atrajeron a nuevos habitantes quienes fundaron algunos de los pueblos que se conservan hasta nuestros días.
En el siglo XVIII, la región se vio convulsionada por la rebelión de Túpac Amaru, cacique de Tungasuca, Canas-Cusco, que se levantó en contra de los abusos cometidos por los invasores españoles. Micaela Bastidas Puyucahua, esposa de Túpac Amaru, era natural de Tamburco-Abancay, y también se sumó a la lucha en contra de la opresión invasora.
El departamento de Apurímac, creado el 28 de abril de 1873, actualmente tiene siete provincias: Abancay (Capital regional), Andahuaylas, Antabamba, Aymaraes, Cotabambas, Chincheros y Grau.
José María Arguedas, Juan Espinoza Medrano y la compositora y artista Chabuca Granda, son algunos de los peruanos ilustres nacidos en esta región. Precisamente fue Arguedas quien, a través de sus obras literarias, retrató de mejor manera la problemática y los retos que enfrentaba el mundo andino de su época. Sin duda, como personaje histórica en la mente de los apurimeños y peruanos, está retratada la efigie de Micaela Bastidas, quien brindó su sabiduría, inteligencia, lealtad y ofrendó su vida a favor de la libertad de los pueblos y por ello la califican como precursora o prócer de la independencia hispanoamericana.