Carlos Iván landa Kerschbaumer
La reciente decisión de que los procuradores desarrollen su labor representando a cada sector aisladamente, sin dar cuenta a la procuraduría general del Estado, ha sido la última gestión de la presidenta Dina Boluarte para dejar sin brazos a sus fiscalizadores, muy similar a lo realizado por su antecesor Pedro Castillo a través del premier Aníbal Torres, expulsando al procurador general.
En efecto, al procurador general del Estado, Daniel Soria, lo echaron por denunciar a Pedro Castillo ante el Ministerio Público de las irregularidades que había descubierto en su mandato, por decir lo menos, esa situación despertó la rabia del exministro de justicia y posterior presidente del consejo de ministros (PCM), al ordenar su salida, empero el poder judicial lo repuso luego a sus funciones.
Es pertinente indicar que las novelas de procuradores son muchas, se tejen historias por capítulos, habida cuenta que desde que se conoció que eran contratados por la institución en que prestan sus servicios, ellos se convertían en juez y parte, posterior a esto se tomaron medidas para que los procuradores no contraten directamente, sino a través de terceros, no sabemos si esto se cumple.
Diversos procuradoras del Estado tuvieron problemas por aplicar la ley en contra del gobierno, y terminaron siendo echadas, casos Katherine Ampuero y Jenny Vilcatoma, una de ellas por denunciar a un exministro de Justicia delatando las malas acciones que este cometía, otra por ceñirse a la norma que establece que las decisiones se ejecutan de acuerdo a ley, no por sumisión.
Está claro que los procuradores públicos seguirán llamándose procuradores del Estado, pero en verdad ¿defienden al Estado o lo hacen al gobierno? a excepción de los casos de Soria, Vilcatoma y Ampuero, que conocemos, por actuar en rebeldía defendiendo al Estado y no al gobierno, pero, hay quienes piensan distinto y se someten al gobierno, lo cual los descalifica en su gestión pública.
En tanto, la contratación de abogados constitucionalistas para defender al Estado por su falta de sabiduría en aplicar la ley, es considerada como un saludo a la bandera y se piensa que tendrá muy corta vida, como ha ocurrido en el caso de algunos profesionales que renunciaron porque el gobierno no atendía a sus puntos de vista, en tanto los hombres de leyes aun no realizan su labor.
Lo cierto es que el gobierno continúa en serios aprietos y sigue cuestionada su credibilidad, ante la ausencia de vicepresidentes, el gobierno realiza grandes esfuerzos por buscar una salida a la inmovilidad de la presidenta, que requiere estar presente en convocatorias internacionales que exigen a presidentes y no a representantes políticos, para la toma de decisiones y negociaciones.
Sabemos que no existe mucha expectativa por lo que pueda decir la presidenta de la república en las justas internacionales, porque no tiene la sabiduría, el conocimiento ni la experiencia para desarrollar un discurso alentador en un foro político, como una asamblea, la ciudadanía no espera nada confortante, peor si se piensa vacarla por ser su viaje inconstitucional y muy cuestionado.