El país se encuentra desinformado, respecto a la verdadera situación que viene ocurriendo respecto a las bandas asesinas del crimen organizado, pues lo que se ha venido señalando respecto a la seguridad ciudadana, es muy relativa, porque lo real es que el gobierno no está realizando ni medianamente su labor contra la criminalidad, pues estamos sitiados cada vez más.
La informalidad de las personas que se dedican a la minería ilegal ha generado un mercado negro a causa de quienes participan de estas acciones y las consecuencias que genera estar en manos de hampones que forman parte de bandas internacionales, que controlan el negocio y cobran cupos a sus “clientes” para protegerlos y permitirles sigan realizando su labor mediante cierto porcentaje.
Sujetos de mal vivir, venidos de Colombia, Venezuela y otros lugares, viven de los recursos que perciben por efectos de la extorsión que realizan para mantenerse y continuar permaneciendo en el país con apreciadas ganancias fruto de los chancadoras de oro que desarrollan esa labor a falta de trabajo convencional que les permite el gobierno desarrollar mientras obtienen la formalidad.
El mundo del hampa, como bien sabemos, incluso lo hemos visto en películas y escuchado relatos, se mueve mediante códigos criminales donde preexisten enfrentamientos entre similares que terminan en asesinatos por dominio del poder en la zona de influencia, en ese contexto, en diversas zonas del país se han registrado hechos criminales por efectos de dominar “el mercado”
La criminalidad en el país tiene algunos años de vigencia, y aunque parezca inverosímil han participado en su desarrollo, autoridades elegidas por el pueblo como alcaldes y otros, que incluso comandaban bandas criminales, ello fue notorio en el distrito de La Victoria, donde se cobraba cupos a comerciantes, incluso el exalcalde George Forsyth denunció esto de parte de su antecesor.
Durante la época de los “cuellos blancos” el Callao se había convertido en un ámbito criminal donde se sucedían muertes permanentemente sin que la policía pueda hacer nada, siendo amenazados incluso dirigentes de construcción civil para pago de cupos, y nuevamente la disputa por control de la criminalidad, volvió a enfrentar a bandas asesinas como en época de Al Capone.
Luego el tema se desbordó y afectó a comerciantes y dueños de negocios, discotecas y lugares de recreación, siendo los artistas una nueva opción para realizar extorsiones, y no contento con ello, los hampones siguieron penetrando en otros rubros del delito, como el caso de ciudadanos de a pie, como trabajadores, a quienes los despojaban de sus contactos de wasap para luego robarles.
Mucha gente accedió a préstamos “gota a gota” que cobraban enormes cifras de dinero, bajo el pretexto de demora en el pago, y a quienes se negaban los amenazaban con asesinarlos, lo más notorio ha sido la penetración de bandas criminales en conocidos call center que eran verdaderas escuelas de extorsión, donde jóvenes cobraban jugosos ingresos de dinero por extorsionar más.
En el ámbito internacional, uno de los temas que más repercusión obtuvo fue lo sucedido en Ecuador donde participaron carteles de México a través de jóvenes armados, que incluso tomaron un canal de televisión, y luego fueron detenidos, en ese momento se habló de una matanza en las cárceles de ese país, de ahí, se reforzó nuestras fronteras, se cree que en el Perú podría repetirse.