Hace algunos años, hablar de Héctor Béjar era sinónimo de guerrillas, un primo suyo era jefe de la página internacional del diario HOY que circuló entre los años 84 a 90 durante el gobierno de Alan García Pérez, donde había una disputa ideológica entre izquierdistas y apristas, Pablo Truel, era el director, y Luis Gonzales Posada director ejecutivo, ambos representantes del Apra y del Analismo.

Héctor Béjar, aparece como un ideólogo del velasquismo que gobernó al país entre 1968-1975, hasta ser depuesto Velasco Alvarado por el general Remigio Morales Bermúdez, 1975-1980, la presencia del hoy ministro de relaciones exteriores, asociado a las guerrillas que a la subversión, emerge con ideas revolucionarias procubanas hacia el tránsito de la izquierda totalitaria y radical.

Tras instalarse el gobierno de Pedro Castillo Terrones, a través de “Perú Libre” nadie pensó contar con un canciller de tales antecedentes, designado por el mandatario de izquierda; antes de Béjar, el hoy presidente de la república había recibido diplomáticos de carrera, que hacían previsible que Torre Tagle tendría un competente ministro de política exterior, jamás cavilar en un exguerrillero.

Hoy el país se debate en una crisis política generada por el jefe de la diplomacia peruana, contra la Marina de Guerra del Perú, institución tutelar de las fuerzas armadas, que aparece diezmada en su honor, tras ser calificada como la iniciadora del terrorismo, durante el gobierno revolucionario de las fuerzas armadas 1973-1975, cuando en realidad se trató de acciones aisladas sin relevancia.

Como sabemos, el velasquismo fue una época de pérdida de las garantías constitucionales con un gobierno militar que había hecho tabla rasa de la propiedad privada con las expropiaciones por todos conocidas, alejado del mundo, el país sucumbía apartado de manifestaciones culturales, el periodismo era controlado, obligado a callar y conculcados sus derechos de informar con claridad.

En Bausate y Meza, escuela periodística patrocinada por la ANP e integrada por docentes que habían integrado la plana de redacción del diario El Comercio, durante la época de la revolución del general Juan Velasco Alvarado, donde mucha gente se ideologizó por necesidad de trabajo, y otros por convicciones, era dominada por Izquierda Unida e incluso por los rezagos velasquistas.

En ese contexto, la guerra está declarada, la Marina se encuentra herida y enfila sus baterías con las armas constitucionales, además del cruce de comunicados, entre esta institución y la Cancillería, utilizada para defender a Héctor Béjar, se anuncian plantones de rechazo y reacciones de congresistas, la oposición apunta hacia una censura, y el oficialismo a la minimización del tema.

Estos hechos se añaden a la intervención realizada contra la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) lo que genera muchas suspicacias, habida cuenta que existen supuestos hechos delictivos protagonizados por personajes cercanos al gobierno actual o dentro de este, los especialistas piensan que se trata de frustrar las investigaciones, lo que sería una situación de real escándalo.

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