LOS RIESGOS DE LA VIDA SEDENTARIA

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Con el transcurrir de los años, cualquier ser humano empieza a perder reflejos, a condicionarse. Desde el punto de vista de lo que se llama «envejecimiento». Este trae como consecuencia, en primer lugar, la disminución de los referidos reflejos, en tanto que se hace notoria la falta de estabilidad al caminar, la pérdida de la fuerza, la disminución de las masas musculares; todo ello en forma progresiva a lo largo del tiempo, de manera tal que este proceso pasa casi inadvertido. Si a esto se añade un estilo de vida sumamente limitado en ejercicios físicos, se puede decir, en ese caso, que la persona lleva un ritmo de vida «sedentario». Una de las principales características del sedentarismo es la ausencia de ejercicio físico; más o menos paralela a la disminución de reflejos y fuerzas sobreviene una disminución del poder de concentración y la sensación de cansancio. La mejor forma de combatir ese ritmo de vida, que virtualmente acelera el envejecimiento, o sea el sedentarismo, es indudablemente, el ejercicio físico. Para corregir el problema, y en la medida de lo posible guiado por un médico y/o especialista en actividades físicas, la retoma de ejercicios debe ser moderada al principio, es decir, regular la cantidad de disciplinas físicas de acuerdo a la edad. Muchas formas de ejercicio físico se han diseñado y programado para combatir el sedentarismo; pero sin lugar a dudas más allá de las carreras o atletismo, las caminatas constituyen la fórmula clave para gozar de buen ejercicio físico que contrarreste el sedentarismo y lograr desacelerar el proceso de envejecimiento. Si esto va aparejado con una alimentación balanceada alejada de los excesos; sobre todo del licor, se constituiría una fórmula perfecta para erradicar el sedentarismo, prolongar la vida y alcanzar un estado de completa normalidad e insinuar en forma disimulada un auténtico argumento para una vejez feliz y prolongada.
EJERCICIO MODERADO
Ningún ejercicio físico debe ser excesivo. Al contrario, debe ser progresivo, al igual que un bebé, quien inicia su proceso de adaptación al medio gateando, para luego andar apoyado, hasta caminar y correr. Todo ello representa un trabajo concatenado, natural y fisiológico, rutina que 12 José Carlos Arévalo Quijano también realizan deportistas experimentados, quienes lógicamente requieren mantenerse sin sobre-entrenamiento y hacer uso de sus mejores facultades para tener un buen rendimiento. Lo importante es no incidir en excesos, ni sobre fatigarse para estar en buena condición física y para que los ejercicios sean de real provecho. Según cada biotipo podemos ser bajos y altos, delgados u obesos, las personas pueden rendir en una determinada medida de esfuerzo físico. Quienes inician una rutina de ejercicios deben tener muy en cuenta este aspecto. Identificar las señales de exceso deportivo o de rutinas gimnásticas es relativamente sencillo: irritabilidad, falta de apetito, insomnio y, por su puesto, dolores musculares y articulares. Antes de la aparición de tales síntomas, conviene recurrir a profesionales de Educación Física.

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