En este sentido, la particularidad del yachay, es que está encarnado y es sensitivo. A los curanderos, los campesinos no le preguntan ¿cuál es tu yachay? Sino ¿dónde está tu yachay? El yachay puede estar en las manos, en la lengua, en los ojos, en el corazón, etc. Por lo tanto, el saber en la visión campesina quechua tiene una concepción totalmente diferente que la moderna científica. Pues, reposa en el cuerpo, no es algo inmaterial, abstracto, sino patente y evidente, se halla corporizado. Incluso puede saber una planta, un animal, un palo “seco”, el aire, el viento. Es decir, todo lo que existe tiene las cualidades del saber.

Esto no significa que los campesinos no pueden tener ideas “por su ignorancia” o que no tienen capacidades para pensar, abstraer o representar en la mente. Si no es más que eso, representa su saber tanto en la mente, como también en el cuerpo-sensitivo, el corazón “sunqu”, “su corazón sabe”. Nunca dice que sabe su cabeza, sino “sabe el corazón”, (sunquymi yachan). Es por eso que ellos toman las decisiones y hacen según lo que manda el corazón (sunquykipa nisqanta ruway). Los atributos del corazón pasan por lo sensible, por el dolor, sentimiento, pena. Es un saber latente, vivo, encarnado. El Yachakunkichá, concierne al saber del corazón. Su saber no necesita una explicación, brota cuando es necesario. Pero desde la racionalidad, pretende buscar la explicación que deviene en otra categoría abstracta. El saber pensar intelectivamente requiere de abstraer

PARTICULARIDADES DEL SABER ANDINO

El saber es resultado de una relación de vivencia, cercanía, empatía, sintonía con la naturaleza.

La gran parte de los aprendizajes con que cuenta un poblador o un niño campesino, es producto de una relación de vivencia directa con la naturaleza. Para aprender requiere de una relación de sintonía, empatía y conversación con la naturaleza. Porque en la vivencia andina campesina, toda la naturaleza es viva y persona. Entonces, como es un ser vivo, esta conversa. Te habla el viento, la lluvia, los cerros, la helada, los pájaros, el maíz y le enseña al hombre. El niño aprende en contacto directo con la naturaleza y en conversación con los señores Pablo Quispe Rojas, Beltrán Merino Mallma, Juan Rojas Ayquipa, todos ellos con más de 50 años de edad comuneros de la comunidad de Qaqi cuentan lo siguiente:

“La papa sabe bien. Hay que saber conversar, cuando aparecen los primeros brotes en el mes de agosto que es el mes de la pachamama, nos está diciendo que la presente campaña grande será muy buena. Entonces saldrá muy buena la cosecha. Pero, cuando sus ojitos están todavía tristes y dormitando, nos está diciendo que habrá dificultades ya sea por el veranillo o enfermedades. Entonces viendo eso nomás, sembramos poca cantidad de papa”.

EN EL MUNDO ANDINO TODOS SABEN

Según la visión del mundo andino, todo lo que existe es percibida como “vivos y personas”. Por consiguiente, también todos saben. Todos sienten, todos conversan, todos tienen cultura. Sabe el perro, saben los sapos, el gato, el conejo, fuego, sabe la helada, etc. El saber no es solo atributo del hombre racional pensante. Sino es un atributo de toda la naturaleza sensible a la vida de todos. Aquí el saber es una sensación perceptible, no cabe la abstracción racional.

Ahora veamos la expresión de los niños respecto al saber de la naturaleza, el fuego sabe, pero a la vez le conversa a su dueño que pronto tendrá alguna desgracia en la casa.

“Ninaqa waqapakun war, war nispa wasikipi imapas pasakunampaqmi, hinaspa dueñon waqanampaq

El saber es sensitivo (sensorio-corporal)

Significa que el saber no solo reposa en la mente. Sino el saber reposa en el cuerpo. Desde la visión campesina hasta cada parte del cuerpo son percibidas como “personas”. Por eso es que, a veces la mano se asusta, se asustan los pies, se asusta la cabeza y cada uno también se enferma. Cuando en el pezón de la mujer aparecen dolores punzantes, le está diciendo que algún familiar se enfermará.

“Chakiypa pampanmi siqsichkan, maymanraq illarusaq.” “Qinaptinmi, chayna siqsiptinqa maytapas rinki.”

EL SABER ES LOCAL Y CIRCUNSTANCIAL

En el mundo andino, el saber no pretende ser universal como pregona la ciencia. Sino el saber campesino es local. Significa que solo puede ser válido para una zona chacra, y un momento determinado. Por eso en los andes, el campesino raras veces dice: “así se hace”, sino dice: “así lo hago”, lleva a la heterogeneidad de un saber local circunstancial lleva a la diversidad.

EL SABER REPOSA EN LA ORALIDAD

La cultura andina es una cultura eminentemente oral, nunca desarrolló la tecnología de la escritura. Como tal, tiene sus particularidades y potencialidades. Los saberes basados a la oralidad es algo encarnado en uno. Expresa la realidad sin transformar ni representar al mundo. En esta cultura la palabra oral tiene vida por lo que no se puede afirmar o indicar algún suceso, porque todos sienten y escuchan. Por ejemplo, el poblador campesino no puede hacer el simulacro de sismo, pues esto significa llamar al mismo sismo. Entonces el habla basada en la oralidad se hace en forma proporcionada. Los padres enseñan a sus hijos a que no sean habladores o charlatanes. En cambio, en la escuela se enseña a que los niños desarrollen las capacidades comunicativas, que no es otra cosa que sacar niños charlatanes. Cuando un niño es más charlatán, es un niño premiado. Mientras tanto, en la cultura andina, cuando un niño es charlatán es castigado. La palabra y el hecho están siempre vinculados en sí porque es vida.

FORMAS DE ADQUIRIR “EL YACHAY” O SABIDURÍA EN EL MUNDO ANDINO

Las formas y maneras de aprendizaje, por los cuales el niño andino alcanza a tener saberes, de acuerdo a las exploraciones en las experiencias son los siguientes:

  1. a) Mirando nomás aprendo.
  2. b) La mano que sabe.
  3. c) El saber revelado.
  4. d) El saber de la naturaleza.
  5. e) La tradición oral y el recuerdo.
  6. f) El saber de las deidades.
  7. g) Palabras que brotan del corazón.
  8. h) Aprendiendo de lo “no permitido”.
  9. i) Sueños – revelación.
  10. j) Recreación – Prueba. Incorporación de algo nuevo como prueba dentro del ayllu. Ejemplo: Los aimaras incorporan una nueva variedad de papa nueva. Si se sintoniza se queda o se deja.
  11. k) El saber de la escuela.

EL SABER Y LA ENSEÑANZA DE LA NATURALEZA

Saber del río

Existen algunos ríos, que en su recorrido presenta una catarata impresionante. Las personas que tienen afición a la música o a la danza de tijeras, entran en fechas especiales regidas por la luna y aprenden con perfección ese saber. Cuentan quienes entraron y aprendieron a tocar violín, arpa o bailar en danza de tijeras, que: “cuando entras y empiezas a afinar para tocar, se escuchan sonidos bien finos del instrumento que quieres tocar, y cuando te pones a practicar escuchas a lo lejos que alguien está tocando el instrumento que prácticas y poco a poco se oye una música del más alto nivel y bien ejecutada, cada vez más nítida y fina. El aprendiz imita a esa música y aprende a tocar igual al que escucha. Los que salen de ahí, son los mejores violinistas y arpistas.” Para muchos músicos que pasaron por “PAWCHI” no hay mejor escuela que esa.

SABER DEL APU ALALAYLLA (CERRO TUTELAR) DE LAS COMUNIDADES

Un poblador de Qaqi, quien pidió mantener su identidad en privado, nos relata cómo había aprendido a ser “qayaq”, pongo de los apus, uno de los más famosos de la zona, que ya falleció, él dice: “Era una persona humilde, pobre, creció huérfano de padre y madre, pero ya era mayor. Un día, iba a recoger a mis ovejitas a las faldas del “apu Pikchu”, sin pensar en nada caminaba pensativo en las múltiples necesidades que tenía. De pronto se abrió una puerta en el cerro. El de curioso se cercó y sin darse cuenta ya estaba adentro, se dio cuenta cuando la puerta se cerró. Avanzó por un camino muy iluminado y llegó a una ciudad. Había muchas personas trabajando en diferentes oficios. Al señor se le acercó un ángel y le dijo: “te he traído porque en ti he visto muchas cualidades y quiero que aprendas muchas cosas, debes aprender un oficio escoge”. Asombrado, él escogió carpintería y aprendió a confeccionar los mejores muebles en madera, utilizaba las mejores herramientas. Él sentía, como que ya sabría confeccionar muebles, lo hacía con tanta facilidad y se hizo muy bueno. Luego, el mismo ángel se acercó y le enseñó algunos secretos para que pueda trabajar como su servidor. Ahí aprendió a ponerse en contacto con los apus (ángeles cordilleranos) y a través de ellos, ayudaba a su pueblo. Por mucho tiempo trabajó como qayaq visitando diversos lugares como curandero y cobrando sumas simbólicas por su servicio”.

EL YACHAQ (SABIO) Y SU MANERA DE SER CON SU SABIDURÍA

En la vivencia andina, el aprendizaje se adquiere por muchas formas o modos. A esta persona se conoce como el “yachaq” o sabio. Existen yachaq, cuyo desenvolvimiento se manifiesta en diferentes contextos de la vida real. Hay yachaq para las curaciones. Existen otros yachaq para el susto, parteras, criadores de animales, plantas, etc.

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