Desde que vino el boom del turismo la artesanía se ha multiplicado evidentemente, y ahora prolifera la artesanía, pero, ahora hallar una artesanía de calidad es bien difícil, ahora hay una ingente cantidad de basura artesanal.

Marco Aurelio Denegri

El hecho de recibir algún reconocimiento en estos tiempos, a mi juicio, está más que sobrevalorada. Algunos más radicales incluso se atreven a decir que no hay dos palabras más nocivas que el “bien hecho”. Ahora, imagínense lo que se generaría al darle un valor a algo o alguien por encima de sus limitaciones, se generaría por supuesto una sobrevaloración del objeto producido o del autor.

Ya que estamos hablando en este caso de artesanías, que bien en muchos casos podría adquirir un carácter artístico, lo cual nos llevaría a la pregunta ¿Qué es arte? Y no solo eso, sino que, llevarnos a preguntas como ¿Cuándo y dónde es arte? no obstante ese es un punto que lo abordaremos en un próximo artículo. Por lo pronto es menester poner de manifiesto que en nuestra localidad la calidad de las artesanías es pobrísimo.

A riesgo de que el presente artículo pierda lectores dolorosamente pronto, ya que muchos sienten un apego incondicional ante “la cultura tradicional”. En cierta oportunidad me dirigí a uno de estos puntos donde ofrecen artesanías para poder comprar un artículo de estos, uno textil para ser más exactos, donde una vendedora muy amable me ofreció una prenda que estaba buscando, a lo cual, para resaltar la característica más sobresaliente del producto y así obtener una mayor retribución económica, me menciono que era un producto “hecho a mano” y que, su precio era nada menos que unos 300 soles. Al darle vueltas y vueltas al producto era fácil distinguir la falta de calidad en el material, los tintes, la meticulosidad en los bordados y acabados, que realmente no valían el precio que pretendía.

Otra línea artesanal y que no es muy tomada en cuenta es la fabricación de instrumentos musicales como las guitarras por ejemplo, y que, en Ayacucho al menos en mis tiempos estaban representadas por constructores como “Guitarras Ramos”, “Guitarras Lagos”, que tampoco lograron la calidad esperada para poder competir con manufactura extranjera, que al día de hoy abundan por dondequiera.

Uno de los casos más emblemáticos y poco conocidos en cuanto a calidad se refiere, es el caso de Antonio Huamaní, ayacuchano de nacimiento que actualmente reside en la ciudad de Lima y que es considerado uno de los luthieres más reconocidos a nivel mundial, sus obras, en este caso instrumentos de cuerda de altísima calidad, con precios que pueden llegar a bordear los 2,000 dólares muy fácilmente, y que a mi consideración, son verdaderas obras artísticas y que con el tiempo muy probablemente ese valor llegue a duplicarse.

Como siempre, “la calidad es un bien escaso”, más aun en estos tiempos y por estos lugares. Así que, yo me lo pensaría dos veces antes de hacer un reconocimiento como los que vemos hoy en día.

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