A seis meses del Covid

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Cuando en la lejana China se incubaba la enfermedad del Coronavirus, nada hacía presagiar la contundencia de la infección, que hoy alcanza a todos los países del mundo, quizá egoístamente, muchos de nosotros, pensamos: «que se las arreglen los chinos», pensando que se trataba de un virus local, que podría contenerlo el país asiático, acostumbrado a prácticas de consumo extrañas.
Mientras occidente celebraba la navidad del 2019, y tocaba la puerta al naciente año 2020, en China, ya se habían dado los primeros brotes del covid-19, que luego se trasladó a los países vecinos (Corea y otros) y prosiguió a Europa, en breve tiempo avanzó hasta África, y el continente americano; en su recorrido, la pandemia género miles de muertes y contagios entre los pobladores.
El coronavirus sorprendió a los gobernantes y científicos de los países pobres y ricos, porque muy pocos estuvieron informados de los alcances de la enfermedad y su letalidad, solo los países, donde los gobernantes se preocuparon de tener un sistema de salud adecuado y moderno, tuvieron mejores herramientas para atacar la enfermedad y así procurar salvar las vidas humanas.
Países como Argentina y Chile, demostraron en Sudamérica estar mejor preparados que el Perú, que demostró una incapacidad instalada muy pobre de los servicios de salud en todo el país. Como en Perú, a Ecuador (Guayaquil) le sorprendió la letalidad de la enfermedad, la gente se moría en plena calle, pero su alcaldesa reaccionó a tiempo y pudo así contener el avance del virus.
Hoy Argentina anuncia 10 mil muertes y en nuestro país, aunque aún sigue siendo el segundo en Sudamérica, después de Brasil, con más muertos, las estadísticas revelan que en la últimas semanas se viene produciendo un número reducido de fallecidos, que no debe ilusionarnos, pero si aprender que cada persona debe evitar la letalidad del covid-19, mediante el uso de medidas preventivas.
Luego de la confinación, ordenada en la quincena de marzo de este año, por el presidente de la república, Martín Vizcarra Cornejo, el Perú, se convirtió en el pionero de la contención del coronavirus, pero falló en el tema económico, porque si bien se mantuvieron los rubros estratégicos y se abrió el mercado farmacéutico, se paralizó la economía y se cayeron los empleos.
En ese contexto, algunos especialistas, indicaron que las medidas sanitarias (uso de mascarillas, protectores faciales, lavado de manos, distancia social, evitar aglomeraciones, transportes con protocolos y otros) debieron darse desde el comienzo de la pandemia, lo último, debió ser el inicio, la reactivación económica, debió ser más bien la activación económica pese al coronavirus.
La vieja frase de Antonio Machado, «caminante no hay camino, se hace camino al andar», parece haber sido tomada por nuestros gobernantes, porque las medidas se tomaron en cuanto se aplicaban en otros países, en el Perú, se reaccionó tardíamente, en un primer momento, no se utilizaban mascarillas, se creía que solo los portadores del virus, deberían utilizarla: craso error.
El gobierno tras un análisis de la pandemia, y tras errores y aciertos, decidió por la reactivación económica, y la entrega de bonos dirigidos a la gente sin trabajo y del mercado informal, como consecuencia de la caída económica, se produjo la pérdida del empleo, lo que perjudicó a la masa laboral, reduciéndose la capacidad adquisitiva de los ciudadanos que tuvieron que reinventarse.

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