Fueron las primeras palabras de una hija a su madre, luego de ser dada de alta
¡El COVID-19 no existe!, muchas de esas expresiones podemos leerlas en las redes sociales, gente que no ha sido afectada por el mal y con la inexperiencia suprema opina de esa forma. La redacción de este medio se desplazó hasta los exteriores del hospital sub regional de Andahuaylas, ahí nos enteramos que una paciente del área COVID sería dada de alta.
Cámara en mano, lapicero y un cuaderno de apuntes nos acompañaba entre paso ligero y rápido para alcanzar la noticia, doblar el jirón Hugo Pesce para llegar a la avenida del ejército (o también conocida feria dominical) y sentir aquel aire frío y de soplo fuerte, nos dice que estamos cerca del área COVID.
El reloj marca cerca de las cinco de la tarde, en la puerta del área COVID-19 una hija nerviosa y con la ansiedad a flor de piel, entre sonrisa que se empañaba con lágrimas, esperaba la salida de su madre que desde hace 11 días había sido hospitalizada y que hoy recién volvería a ver, a lado de aquel portón plomo el vigilante que decía «ya va salir espere».
A cinco metros se vislumbra la figura de varias personas, una de ellas llevando una silla de rueda con una mujer de pelo crespo y contextura delgada, «Ella es mi mamá» decía su hija mientras esperaba la salida; la puerta se abrió y la silla de rueda con la mujer daban la cara frente a la primogénita «mamá venciste… venciste al COVID» fue el grito de alegría que arrancó lágrimas a quienes entre aplauso despedían a la paciente.
El personal asistencial del área COVID-19 del hospital de Andahuaylas no dejaban de aplaudir a su vencedora del mal, mientras que madre e hija se confundía en un solo cuerpo reflejado en el abrazo más sincero que el alma puede compartir y expresar, ojos llenos de lágrimas de alegría al reencontrarse con el ser que dio la vida, un momento casi imposible de narrarlo por la carga de emoción vivida.
Una de las palmas que aplaudían eran de un hombre a camisa, sonriente pero quebrado por la emoción, era el director del hospital de Andahuaylas Anthony Torres, que también despedía a la luchadora, a la vencedora del COVID-19. «cuida a tu mamita, que haga los ejercicios de respiración, madrecita felicitaciones ahora disfruta de tu familia», ello le decía el director mientras que la señora respondía con una sonrisa de paz y tranquilidad.
«gracias a todos, fueron muy buenos conmigo, gracias al doctor ángel, a las enfermeras a todos, me trataron bien me ayudaron no me dejaron, estuvieron conmigo» la voz se quebró y sus lágrimas corrieron por su mejilla de aquella mujer que sentía que había vuelto a nacer, la puerta del carro se abrió y la figura de la madre e hija se perdían en aquella avenida donde el aire se detuvo para ser testigo de un purito amor.
El portón del hospital se cerró y todo pareciera que volvía a ser igual, Dios tiene planes para todos, usa al personal de salud para mostrarnos su amor; por favor que esta historia sea compartida para que cada vez sean menos familias las afectadas por el coronavirus en la provincia de Andahuaylas.